Safety, tolerability and viral kinetics during SARS-CoV-2 human challenge in young adults
Med Int Méx. 2022; 38 (6): 1308.
Manuel Ramiro H
Killingley B, Mann AJ, Kalinova M, Boyers A, et al.
Safety, tolerability and viral kinetics during SARS-CoV-2 human challenge in young adults.
Nature Medicine 2022; mayo: 1031-1041.
En 1993 el Dr. Dionicio Galarza, entonces presidente de la todavía AMIM, expresó la conveniencia de que nuestra revista tuviera una sección en donde se comentaran libros relacionados con el trabajo del Internista y el conocimiento de la Medicina Interna, con no pocos esfuerzos hemos conseguido mantener la sección, ha aparecido en cada uno de los números publicados. En esta ocasión, rompiendo un poco la tradición, voy a comentar un artículo aparecido en una revista de gran impacto. Hace unas semanas, como parte del compromiso expresado en el protocolo de un trabajo que realizamos sobre COVID-19, se organizó un simposio en el que se presentaron los resultados y se aprovechó para reunir a varios expertos que están trabajando en México sobre el tema, una de las invitadas, subcoordinadora de investigación de la Facultad de Medicina, para comentar la evolución de la respuesta inmunitaria en los pacientes con COVID-19, utilizó el trabajo que anoto al inicio de este rincón del internista; en la sección de preguntas y respuestas expresé mi extrañeza por el hecho que estaba realizado en voluntarios sanos, no pudo explicar ampliamente el hecho. Por ello decidí revisar el escrito, hay que destacar que está publicado en Nature Medicine, una revista con factor de impacto de 87.24, para hacer una comparación diremos que New England Journal of Medicine tiene factor de impacto es 176.07 y el factor de impacto de Annals of Internal Medicine es de 51.59. El artículo contiene un largo epílogo que incluye varios aspectos, primero éticos, en los que justifica la posibilidad y necesidad de hacer un trabajo en voluntarios jóvenes y sanos, para conocer la respuesta inmunitaria, anotan las muchas dificultades para que se autorizara en los centros de trabajo, todos institutos y hospitales de gran prestigio en Londres; finalmente, fue autorizado aunque al terminarse tuvieron muchos problemas para clasificar el trabajo entre los que se realizan estudios con pacientes; finalmente se terminó y fue enviado a Nature Medicine, donde fue aceptado para publicación, fue recibido en noviembre de 2021 y aceptado en marzo de 2022. En este epílogo nos dicen que a los voluntarios se les hizo una clasificación que medía el riesgo de que la COVID-19 evolucionara a formas graves, todos ellos cayeron entre los que el riesgo de esta complicación era muy bajo, fueron 36, que tenían entre 18 y 19 años, y se les dotó con 4565 libras esterlinas como compensación, dado que tuvieron que estar internados en un aislamiento riguroso durante hasta seis semanas. El estudio fue realizado entre marzo y julio de 2021, en el acmé de la pandemia. Destaca que, a pesar de haber sido expuestos a la misma cantidad de virus, solo el 50% se infectaron, por otro lado, la respuesta inmunitaria, el porcentaje de pacientes que tuvieron síntomas, cuáles fueron éstos, la duración de los mismos, así como el tiempo que pasó hasta que las pruebas fueron negativas y pudieron salir del aislamiento, aunque son aspectos detalladamente medidos y analizados estadísticamente, todos ya se conocían en estudios realizados con enfermos, además de que está realizado con individuos de bajo riesgo, cuyos resultados no necesariamente pueden ser extrapolados a individuos en alto riesgo de enfermar severamente e incluso de fallecer.
Me parece que hacer estudios con voluntarios para conocer la evolución de una enfermedad de la que conocemos todavía tan poco es de alto riesgo y tiene muy serios cuestionamientos éticos.
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