El internista del futuro
The internist of the future.
Med Int Méx 2025; 41 (2): 59-61. https://doi.org/10.24245/mim.v41iFebrero.10302
En un mundo donde las enfermedades crónicas, la multimorbilidad y la pluripatología aumentan, el rol del internista se enfrenta a un cambio paradigmático. Si bien históricamente hemos sido arquitectos de la atención no fraccionada, las demandas del siglo XXI exigen un cambio en nuestro enfoque, adaptándonos a un mundo más complejo y digitalizado, invitados a convertirnos en líderes en innovación académica y tecnológica en la práctica de la medicina y pasar de una visión reactiva a un enfoque proactivo y preventivo.
El término “medicina interna”, derivado del alemán “innere medizin”, refleja la profundidad de análisis que caracteriza a nuestra especialidad. Aunque a veces puede resultar complejo, nuestra esencia radica, entre otras áreas, en llegar al interior de un problema o condición, esquivando los confusores propios de la multimorbilidad. Este enfoque histórico, que prioriza la comprensión global del paciente, sigue siendo fundamental; sin embargo, hoy debe adaptarse a las demandas de una realidad cambiante, complementándose con herramientas digitales avanzadas.
El internista como líder integrador
La complejidad que plantea la multimorbilidad o la pluripatología requiere un enfoque que trascienda al tratamiento de enfermedades aisladas. En este contexto, el internista debe erigirse en el eje central de los equipos de atención médica multidisciplinaria, liderando la integración de los cuidados y garantizando la continuidad de la atención del paciente durante toda su vida. El hilo de Ariadna,2 referente a la mitología griega, simboliza el papel del internista como guía en el manejo de la complejidad. Debemos establecer conexiones entre especialidades, tecnologías y humanismo y encontrar soluciones donde otros ven solo fragmentos.
Según un análisis de los datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (NHANES) de los Estados Unidos de 2017-2018 se estima que, aproximadamente, el 58.4% de los adultos tienen multimorbilidad, definida como la coexistencia de dos o más enfermedades crónicas. En México, algunas series mencionan entre 23.3 hasta 63.9%. Este dato subraya el papel transformador del internista, que ha evolucionado de tratar afecciones individuales a convertirse en gestor del cuidado centrado en el paciente, coordinando la interacción entre especialidades y asegurando un acompañamiento continuo y humano.
Las herramientas digitales emergentes, como la inteligencia artificial y el análisis de grandes volúmenes de datos (big data) brindan una capacidad sin precedentes de predecir resultados con mayor precisión. Su implementación oportuna no solo refina la toma de decisiones, sino que también contribuye a optimizar los recursos del sistema de salud, haciéndolo más eficiente y sostenible.
Competencias del presente y futuro
El internista moderno debe dominar competencias clave que van mucho mas allá de las habilidades clínicas tradicionales. Entre estas destacan:
• Salud pública y global. Participar activamente en iniciativas para diseñar y rediseñar políticas de prevención, atención y análisis de futuras pandemias así como mitigar el impacto del cambio climático en la salud pública.
• Formación continuada. Adoptar metodologías de aprendizaje efectivas por medio de la profesionalización docente y aplicar, críticamente, la evidencia científica en la atención individualizada del paciente.
• Innovación tecnológica. Adoptar e integrar herramientas avanzadas: dispositivos portátiles de diagnóstico y monitoreo, inteligencia artificial (machine learning, deep learning) y análisis de gran volumen de datos (big data).
• Comunicación y empatía. Desarrollar habilidades efectivas de comunicación para interactuar con pacientes y familiares, especialmente en contextos multiculturales y de alta complejidad.
• Bioética y toma de decisiones. Dominar principios éticos fundamentales para que la toma de decisiones en la clínica sea justa, equitativa y centrada en el paciente, incluso en entornos de priorización de recursos o en la integración de la inteligencia artificial en la atención médica son algunos ejemplos.
La capacidad de adaptarnos rápidamente a escenarios cambiantes y la formación en liderazgo son esenciales para desempeñarnos con éxito en un entorno de salud en constante evolución.
Humanismo en la era de la inteligencia artificial
En medio de la tecnología que avanza, el humanismo debe permanecer como la piedra angular de nuestro quehacer. La atención empática permite que, como internistas, conectemos profundamente con quienes confían en nuestro cuidado. La inteligencia artificial no debe deshumanizar la medicina; al contario, debe ser una herramienta para fortalecer la relación médico-paciente y mejorar la calidad del cuidado. El internista del futuro deberá equilibrar el uso de la tecnología con la compasión, asegurándose de que cada decisión en la clínica esté fundamentada en el respeto a la dignidad humana.
El internista moderno es el precursor del internista del futuro. La evolución de nuestra práctica no implica abandonar nuestras raíces, sino adaptarlas a un mundo digitalizado y globalizado. El internista del futuro será, como el moderno, un defensor de la humanidad en la medicina, pero también un líder capaz de integrar las herramientas más avanzadas con la sabiduría de la experiencia y la empatía. Nuestra misión, hoy y mañana, seguirá siendo garantizar una atención centrada en la persona, capaz de responder con excelencia a un sistema de salud en constante cambio.
Kevin Javier Arellano Arteaga
Coeditor
Recibido: 30 de enero 2025
Aceptado: 3 de febrero 2025
Este artículo debe citarse como: Arellano-Arteaga KJ. El internista del futuro. Med Int Méx 2025; 41 (2): 59-61.
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