La Niña Enferma
The Sick Child.
Med Int Méx. 2021; 37 (2): 258-260. https://doi.org/10.24245/mim.v37i2.4787
Eduardo Corona-Rodarte,1 Kevin Terán-De la Sancha2
1 Departamento de Medicina Interna.
2 Facultad de Ciencias de la Salud, Universidad Anáhuac México Norte. Departamento de Hematología y Oncología.
Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, Ciudad de México.
Las enfermedades a menudo nos hacen caer en soledad, en ocasiones de manera forzada cuando se trata de padecimientos infecto-contagiosos. El acompañamiento de los enfermos ha sido una de las tareas fundamentales del médico, en cualquiera de sus áreas, a lo largo de la historia. En la mayoría de los casos, el primer rostro que ve un recién nacido es el de un médico que no pierde el asombro del milagro de la vida; en muchos casos, el último rostro que podemos ver también puede ser el de un médico que intenta, con todas sus fuerzas, mantenernos con vida. Es servir la esencia intrínseca del médico y a través de sus actos es que influye en la vida de los demás.
La Niña Enferma es, en realidad, el título de una serie de seis pinturas y otros trabajos como litografías y aguafuertes realizados por Edvard Munch entre 1885 y 1926 donde inmortaliza los últimos momentos de su hermana mayor, Johanne Sophie.1 Durante este periodo y bajo el mismo tema es que el artista intenta hacer catarsis con sus memorias. En sus trabajos, Sophie es típicamente retratada con su cabeza por encima de una gran almohada recargada por lo que parece la cabecera de una pequeña cama. La posición en la que se encuentra la adolescente enferma sugiere disnea, síntoma que ocurre en formas avanzadas de tuberculosis pulmonar.
En la obra original, finalizada en 1886, vemos a Sophie con una facies caquéctica, cabello rojizo escaso, así como la ausencia de su ceja derecha. La madarosis es considerada en ocasiones un marcador dermatológico que puede manifestarse en diversas enfermedades, entre ellas la tuberculosis.2 La niña mira hacia las cortinas, hacia la parte derecha del marco vestida con un blusón negro que recuerda a la vestimenta fúnebre. Su mirada parece exhausta formulada por un periodo extenso de intensa agonía. A su lado, una mujer, también de negro con cabello recogido y su cabeza agachada evitando la cara de la enferma. Las figuras con colores blancos representan el olvido. La paleta de colores consiste principalmente en negros, blancos y verdes, se aprecian las pinceladas gruesas y duras. Los colores vívidos evocan la experiencia traumática. La culpa y la desesperación fueron sentimientos que acecharon a Munch a lo largo de su vida, haber sobrevivido la tuberculosis durante la niñez para más tarde ver fallecer a su hermana y a su madre por la misma enfermedad.
Edvard Munch fue un precursor del expresionismo de origen noruego nacido en 1863. Asociado con frecuencia con el desarrollo del simbolismo y la representación de emociones. Durante el periodo nazi su arte fue considerado degenerado o Entartete Kunst, término designado al arte moderno con connotaciones bolcheviques y judías. Munch consideró que el progreso en su trayectoria tuvo su génesis a partir de este retrato cuyo concepto fundamental es la fragilidad de la vida.
La tuberculosis es una enfermedad infecciosa, potencialmente mortal, que puede afectar diversos sistemas del organismo, incluyendo la piel. Es considerada una de las primeras enfermedades humanas de las que se tiene constancia. A lo largo de los años, ha recibido diversos nombres, entre ellos, tisis, plaga o peste blanca. Su amplio espectro de manifestaciones clínicas le han dado el nombre de “la gran imitadora”. Su forma latente afecta a un tercio de la población mundial y ha ocasionado en los últimos 200 años 1.2 mil millones de muertes. Fue a través del estudio de esta enfermedad que se describieron los principios de resistencia bacteriana. En 1993, la Organización Mundial de la Salud declaró a la tuberculosis como una emergencia global. Casi tres décadas más tarde, la tuberculosis continúa siendo una causa mayor de mortalidad y morbilidad, particularmente en países en vías de desarrollo.3
“Los colores viven una vida notable después que se han aplicado al lienzo” alguna vez dijo Munch, y es a través del arte que mantiene con vida a su hermana y, sin saberlo, la inmortalizó para siempre. La muerte, la enfermedad y los padecimientos mentales fueron temas que persiguieron al artista a lo largo de su vida.
El acompañamiento es fundamental en el manejo de los enfermos, independientemente del pronóstico. Es una tarea que no se enseña en las aulas y que cada médico hace de manera distinta. Durante el año 2020, el acompañamiento en la pandemia ocasionada por el SARS-CoV-2 se hizo a través del personal de salud, los familiares esperaron lejos sin poder tocar o abrazar a sus seres queridos, sin poder despedirse de ellos. Esta pandemia nos hizo recordar que, independientemente de la especialidad médica, un médico está para sus pacientes y los acompaña siempre.
REFERENCIAS
1. Chorba T, Jereb J. Keeping it in the family: the childhood burden of tuberculosis. Emerg Infect Dis 2017; 23 (3): 561-562. https://dx.doi.org/10.3201/eid2303.ac2303.
2. Sachdeva S, Prasher P. Madarosis: A dermatological marker. Indian J Dermatol Venereol Leprol 2008; 74 (1): 74. doi. 10.4103/0378-6323.38426.
3. Pai M, Behr M, Dowdy D, Dheda K, et al. Tuberculosis. Nat Rev Dis Primers 2016; 2 (1). https://doi.org/10.1038/nrdp.2016.76.
Recibido: 22 de septiembre 2020
Aceptado: 22 de noviembre 2020
Este artículo debe citarse como: Corona-Rodarte E, Terán-De la Sancha K. La Niña Enferma. Med Int Méx. 2021; 37 (2): 258-260.
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