Una nota ecléctica sobre la conducta alimentaria de algunos médicos mexicanos

An eclectic assay on the feeding behavior of some Mexican physicians.

Med Int Méx 2024; 40 (6): 323-325. https://doi.org/10.24245/mim.v40iJulio.9749

Guillermo José Ruíz Argüelles

Clínica Ruíz, Puebla, México.

Para Guillermo Ruiz Reyes, académico, con motivo
de su cumpleaños número 100.

El significado de la palabra ecléctico se refiere a que adopta una posición media entre dos distintas, que toma pareceres de diversas opiniones para conciliarlos, que representa o está hecho de una selección de varias fuentes; era una forma de sintetizar los aportes de cada una de las escuelas de pensamiento de la antigüedad. Este tipo de pensamiento fue muy practicado por los romanos, un ejemplo de ello lo constituye Cicerón, quien aplicó principios del estoicismo y del escepticismo. El término deriva del griego: “ekletikos”, que significa “el que elige” y que es fruto de la suma de varios componentes de dicha lengua: el prefijo “ek”, que puede traducirse como “de” o “desde afuera”, la palabra “lektos”, que es sinónimo de “lo escogido” y el sufijo “ikos”, que se usa para indicar “relativo a”.

El adjetivo ecléctico se usa para calificar a aquel o aquello vinculado con el eclecticismo y alude a la tendencia o la actitud que implica tomar una posición intermediaentre distintas ideas o posturas; el eclecticismo también se refiere a lo que combina elementos de diferentes estilos.

La alimentación de los médicos mexicanos puede analizarse eclécticamente en tres aspectos:

La alimentación saludable. Existen evidencias recientes de que los médicos estadounidenses están adoptando conductas más sanas relativas a su alimentación, orientadas a evitar el sobrepeso y otras afecciones asociadas con alimentación inadecuada;1,2 esta conducta parece estar relacionada con una mayor capacidad de los médicos para recomendar a sus pacientes estilos de vida saludables. Aun cuando no hay datos precisos de esta conducta en médicos mexicanos, es de suponerse que están siguiendo una conducta similar a la de los médicos estadounidenses y algunos hechos derivados de la simple observación parecen apoyar esta idea: en los congresos nacionales hay cada vez menos médicos mexicanos con sobrepeso evidente.

La alimentación proporcionada por la industria farmacéutica. Hace tiempo publiqué un ensayo sobre “Las lentejas, los profesionales de la salud y la industria farmacéutica3 en el que señalaba que a un subgrupo de médicos, la industria farmacéutica los seducía principalmente con alimentos para obtener a cambio sus apoyos y prescripciones de ciertos medicamentos o procedimientos diagnósticos o terapéuticos.4 Apoyado en el pasaje bíblico de Rebeca y Abraham con sus hijos Esaú y Jacob, en el que Esaú le cambió a Jacob la primogenitura por un plato de lentejas (Figura 1), señalé que a ciertos médicos –“expertos”, “líderes de opinión”– las compañías farmacéuticas los seducen con “platos de lentejas”:3 alimentos variados, viajes y otro tipo de recompensas. Los médicos “expertos” actúan con frecuencia como profesores orientados a promover la prescripción de algunos fármacos o procedimientos, muy frecuentemente durante reuniones pseudoacadémicas en las que se ofrecen lentejas u otras viandas a los oyentes en vías de ser aleccionados. Los médicos que se alimentan de estas lentejas incurren con frecuencia en conflictos de interés cuando participan en actividades pseudoacadémicas y es muy frecuente que exhiban sus listas de conflictos de interés, con las que pretenden lavar sus conciencias y sus recomendaciones sesgadas sobre medicamentos o procedimientos diagnósticos o terapéuticos, derivadas de su confabulación con los intereses de la industria farmacéutica y no con el bienestar de los pacientes. Es lamentable que sean los consumidores de los fármacos quienes terminan pagando las lentejas con que se alimentan los líderes de opinión-expertos y sus escuchas, lo que redunda en sobreprecio de los fármacos3 y, en consecuencia, en daño a la economía de los pacientes.

La sobrealimentación. Cuando volví a trabajar a Puebla, mi ciudad natal, mi padre, el Dr. Guillermo Ruiz Reyes, me advirtió, entre otras cosas, que entre los médicos que trabajaban en Puebla “había mucha hambre”. Se refería a que algunos médicos estaban llevando a cabo acciones médicas innecesarias con el objetivo principal de obtener recompensas económicas de los pacientes. Se refirió entonces, específicamente, a la práctica de hacer histerectomías a muchas mujeres posmenopáusicas con el argumento tan sobado de “su matriz sirve para tener hijos y para tener tumores; si usted ya tuvo hijos, es prudente extirparla”. Lo mismo se aplica a indicaciones dudosas de colecistectomías por supuestas colecistitis alitiásicas, reparaciones de hernias de disco por canales medulares estrechos, reemplazos de articulaciones, etc. Los médicos que caen en estas prácticas son aquellos a quienes mi padre se refería cuando decía que “tenían mucha hambre”.

Sin embargo, hoy día, no es el hambre de los médicos la que los hace adoptar estas conductas a todas luces reprobables; si así fuera estarían “sobrealimentados”. La verdad es que el deseo de obtener recompensas económicas exageradas, de hacerse ricos muy rápidamente, de conducir autos costosos y de seguir estilos de vida sofisticados y caros es, la más de las veces, la causa principal de la conducta de estos colegas. Es muy lamentable advertir cómo ahora se fabrican diagnósticos falsos, se catalogan como enfermedades a muchas condiciones fisiológicas, se emprenden acciones orientadas a causar complicaciones y no pocas veces, en consecuencia, se emprenden tratamientos innecesarios que pueden ser peligrosos o hasta mortales. Estas conductas se observan principalmente en instituciones de salud privadas en las que, de manera aún más lamentable, los directivos no solo no las reprochan ni limitan, sino las propician.

Estamos inmersos en una época de la práctica de la medicina muy enrarecida: es penoso advertir cómo los médicos, principalmente los jóvenes, ven a los pacientes como fuentes de ingresos y no como alguna vez lo señaló Ignacio Chávez: “Una confianza frente a una conciencia”. Y termino con una conclusión ecléctica: es loable que los médicos estemos ahora más preocupados por llevar una alimentación saludable; pareciera razonable tratar de evitar el “exceso de lentejas” y es sin duda muy reprobable intentar sobrealimentarse a expensas de involucrarse en prácticas deshonestas del quehacer médico.

REFERENCIAS

1. Wood D. How physicians can be healthy role models for patients. AMN healthcare 2023.

2. Hart J. Clinician wellness: Healthy lifestyle behaviors: Do not just think, act. Integrative Complement Ther 2022; 28: 210-1. https://doi.org/10.1089/ict.2022.29037.jha

3. Ruiz-Argüelles GJ. Sobre las lentejas, los profesionales de la salud y la industria farmacéutica. Narrativa Médica de los 150 años de la Academia Nacional de Medicina 2015; 1: 225-228.

4. Kesselheim AS, Robertson CT, Siri K, Batra P, Franklin JM. Distribution of industry payments to Massachusetts physicians. N Engl J Med 2013; 368 (22): 2049-52. https://doi.org/10.1056/NEJMp1302723

Recibido: 23 de abril 2024

Aceptado: 1 de mayo 2024

Correspondencia

Guillermo José Ruíz Argüelles

[email protected]

Este artículo debe citarse como: Ruíz-Argüelles GJ. Una nota ecléctica sobre la conducta alimentaria de algunos médicos mexicanos. Med Int Méx 2024; 40 (6): 323-325.

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