La práctica médica en el umbral del cambio. Ensayos sobre la transición clínica
Palabras y Plumas editores, 1ª edición 2025.
La medicina está experimentando cambios sin precedentes. El doctor Lifshitz analiza cómo las nuevas generaciones de médicos enfrentarán una práctica clínica profundamente influida por la inteligencia artificial, la automatización y el acceso ilimitado a información científica. Sin embargo, advierte de los riesgos que esta modernización implica:
El peligro de la deshumanización: Aunque la tecnología mejora la precisión diagnóstica, existe el riesgo de que el médico se convierta en un mero operador de algoritmos y pierda la esencial relación interpersonal con el paciente.
El reto de la incertidumbre: Si bien la evidencia científica y la medicina basada en datos son fundamentales, la toma de decisiones clínicas sigue requiriendo juicio clínico, experiencia y sensibilidad humana. La incertidumbre es inherente a la práctica médica, y los profesionales deben estar preparados para gestionarla sin depender, exclusivamente, de herramientas digitales.
La redefinición del papel del médico: En el futuro, el médico será más un intérprete de datos y un facilitador del conocimiento que un poseedor absoluto de la verdad médica. La capacidad de comunicación y la ética serán tan importantes como la destreza técnica.
El autor no propone rechazar la tecnología, sino integrarla de manera que complemente y no sustituya la esencia del acto médico. Reflexiona acerca de conceptos como la “futurofobia” y la “futurofilia”, reconociendo los sentimientos contradictorios que el cambio genera: desde la atracción por alcanzar objetivos hoy imposibles hasta el temor ante lo desconocido.
Medicina y humanismo en la era digital
Uno de los capítulos más valiosos del libro analiza la relación entre cultura y medicina. El doctor Lifshitz hace hincapié en que la medicina no puede reducirse a ciencia y técnica; es también una disciplina humanística que se nutre de la historia, la literatura y la ética.
El médico como intelectual: La formación médica debe trascender el conocimiento técnico. La literatura, el arte y la filosofía han sido siempre herramientas fundamentales para desarrollar la empatía y el pensamiento crítico en los médicos.
El riesgo de la tecnocracia médica: En un mundo dominado por la inmediatez y la eficiencia, existe el peligro de que el médico pierda su capacidad reflexiva. El autor nos recuerda que los mejores clínicos no son solo los que dominan la fisiopatología, sino los que comprenden mejor a sus pacientes como personas íntegras.
La medicina en la narrativa: La literatura médica ha servido, históricamente, para trasmitir la esencia de la profesión. Se mencionan múltiples ejemplos de cómo la narrativa médica ha influido en la percepción social de los médicos y en la forma en que los propios médicos se conciben a sí mismos.
El mensaje es contundente: la educación médica debe recuperar su vínculo con las humanidades para evitar formar médicos técnicamente competentes pero incapaces de entender a sus pacientes en su complejidad humana.
Repensando la educación médica del siglo XXI
El doctor Lifshitz reflexiona acerca de los desafíos de la educación médica contemporánea, planteando cuestionamientos fundamentales:
¿Estamos enseñando a pensar o solo a memorizar? El modelo educativo actual sigue basado en la acumulación de información, cuando lo prioritario es desarrollar el pensamiento crítico y la capacidad de toma de decisiones en escenarios de incertidumbre.
¿Cómo enfrentar la sobrecarga de información? Los estudiantes de medicina están expuestos a un volumen de datos sin precedentes. La clave no es aprenderlo todo, sino saber filtrar, analizar y aplicar la información relevante.
El papel de la inteligencia artificial en la educación: Las herramientas digitales pueden ser aliadas poderosas, pero no pueden reemplazar el razonamiento clínico ni la interacción humana. La educación médica debe enseñar a los futuros médicos a utilizar estas herramientas de manera crítica y ética.
Del aprendizaje pasivo al aprendizaje activo: Se propone un modelo educativo más dinámico, donde el estudiante sea protagonista activo de su formación. El aprendizaje basado en casos, la simulación clínica y la enseñanza centrada en la solución de problemas son enfoques que deberían sustituir a las clases magistrales tradicionales.
El autor aborda también otros aspectos relevantes de la educación médica:
La importancia del aprendizaje afectivo: La responsabilidad educativa no puede limitarse a lo técnico o cognitivo, sino que debe abarcar dimensiones emocionales y éticas.
Exámenes a libro abierto: Cuestiona la tradición educativa que penaliza la consulta de fuentes durante los exámenes, cuando en la práctica real los médicos constantemente recurren a diversas referencias.
Ética y profesionalismo: Estos conceptos, estrechamente relacionados pero distintos, deben ser pilares fundamentales en la formación médica.
Iconoclasia en la educación médica: Propone revisar críticamente prácticas educativas que se mantienen por tradición pero que ya no son eficientes o útiles en el contexto actual.
Hacia una medicina equilibrada
El libro concluye planteando una serie de preguntas que todo médico y educador debería considerar:
● ¿Estamos preparados para enfrentar una medicina cada vez más digitalizada sin perder la esencia de la clínica?
● ¿Cómo garantizamos que los médicos del futuro no solo sean expertos en ciencia y algoritmos, sino también en ética y humanismo?
● ¿Estamos formando médicos con autonomía intelectual o meros ejecutores de protocolos?
El doctor Lifshitz no ofrece respuestas definitivas, sino que invita a la reflexión y a la acción. Nos recuerda que el futuro de la medicina no está determinado, exclusivamente, por los avances científicos, sino por cómo decidimos integrar esos avances en la formación y en la práctica clínica.
Reflexión final
La práctica médica en el umbral del cambio es una obra esencial para quienes están comprometidos con la educación médica y la evolución de la práctica clínica. Nos recuerda que la medicina no es solo ciencia y tecnología, sino también pensamiento crítico, cultura y humanismo. Es responsabilidad de educadores y profesionales de la salud encontrar el equilibrio entre modernidad y tradición, entre evidencia científica y juicio clínico, entre tecnología y humanidad.
El libro no es simplemente un análisis de la medicina contemporánea, sino una invitación a replantearnos nuestra forma de enseñar, aprender y practicar la medicina en estos tiempos de transformación acelerada. Como comunidad médica, debemos preguntarnos: ¿Estamos preparados para el cambio o simplemente lo estamos dejando pasar?
Rodolfo de Jesús Palencia Vizcarra
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