La COVID y el idioma
Med Int Méx. 2021; 37 (5): 850-851. https://doi.org/1024245/mim.v37i5.6888
Alberto Lifshitz
Secretaría de Educación Clínica, Facultad de Medicina, UNAM.
Se puede decir que otra víctima de la pandemia ha sido el idioma español, el castellano. Estoy consciente de que éste es un ejercicio ocioso y frívolo, pero no conviene que pase inadvertido. Sin pretender censurar a nadie, pues todos hemos caído en expresiones incorrectas o inconvenientes, y lo correcto lo determinan los hablantes, se trata solo de inducir reflexiones, no tanto para cambiar la manera de hablar o escribir, sino para entender mejor el fenómeno que vivimos.
Casi desde siempre, la cuarentena no ha sido de 40 días. Prevenimos infecciones por virus (que no son obviamente bacterias) con gel “antibacteriano” o “antibacterial”. Tener temperatura no es, por supuesto, tener fiebre. Sabemos que las infecciones son consecuencia de la invasión de los tejidos de organismos vivos por microorganismos que se reproducen en su seno, pero resulta que “desinfectamos” superficies inertes y objetos desanimados que, acaso, estarán contaminados o colonizados, pero no infectados. Importamos del inglés el verbo sanitizar (que no existe en español) en vez de limpiar o higienizar. Usamos el adjetivo “inmune” que significa resistente a las infecciones (por ejemplo, en “autoinmune” que significa precisamente lo contrario) en vez de inmunitario que es lo referente a la ciencia de la inmunología. Como el término “cubrebocas” no abarca la nariz, lo usamos con la nariz de fuera, emitiendo y recibiendo microbios por ella. Al distanciamiento físico le llamamos distanciamiento social, lo que implicaría hasta dejar de comunicarnos por vía digital o telefónica. Llamamos “bicho malvado” –por supuesto como figura– a un virus que carece de connotaciones morales. Aunque la designación de “pandemia” abarca por definición una epidemia mundial, hay quienes le llaman “pandemia mundial o global”. El virus COVID-19 no existe; el agente causal es el SARS-CoV-2 (algunos confianzudos simplemente le dicen “Corona”) El “hisopado”, que parece un argentinismo, no es sinónimo de “reacción en cadena de la polimerasa” (PCR), ni de prueba rápida de antígeno. En el idioma de la comunicación, algo viral es lo que se reproduce muchas veces y no lo producido por virus; a esto algunos le llaman “vírico”. La infodemia es un exceso de información, no necesariamente de información falsa o desinformación. La posverdad es una mentira, intencionalmente fabricada para incidir en los estratos afectivos del receptor. El artículo para designar este trastorno depende de si nos referimos a la enfermedad (Coronavirus viral disease 19) en cuyo caso es “la” COVID-19, o más bien hacemos alusión al agente que la causa o al padecimiento, que sería “el” COVID-19. Probablemente no hay enfermedades comórbidas sino coexistentes. Ninguna de estas observaciones tiene mayor importancia, pero debe haber muchas más.
Recibido: septiembre 2021
Aceptado: septiembre 2021
Este artículo debe citarse como: Lifshitz A. La COVID y el idioma. Med Int Méx. 2021; 37 (5): 850-851.
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