Sobre Buñuel

Med Int Méx. 2020; 36 (5): 749-750.

Manuel Ramiro H.

Sobre Buñuel

Desde hace unos tres años escribo una columna semanalmente en el periódico digital El Semanario Sin límites, un poco por la perspectiva de internista titulé a mi espacio Visión Integral, aunque este nombre me ha permitido escribir de todo un poco. No sé la repercusión que tenga el diario y menos mi espacio, pero ha significado un reto escribir semanalmente unas 1000 palabras, tratando de no desentonar con el resto del cuerpo editorial.

Como les decía que escribo de todo un poco, hace unas semanas escribí unas notas sobre Luis Buñuel. Me encontré una nota periodística de Pablo Viñamata, un catalán maestro en estudios latinoamericanos y doctor en sociedad y cultura, su tesis para el doctorado fue un análisis de Los olvidados de Luis Buñuel. En la descripción nos recuerda que en el próximo mes de octubre se cumplirán 70 años de su estreno. Después de hacer una magnífica reseña de la película y de sus peripecias para su debut en salas y llegar a Cannes, lista las mejores películas de Buñuel y yo eché en falta Él, que creo que es uno de los grandes filmes de Buñuel. Por ello escribí “Él” de Luis Buñuel (El semanario sin límites 6-VIII-2020), creo que es uno de los grandes logros, analiza la celotipia y otros trastornos de manera precisa y excepcional, con el agregado que el rodaje solo duró tres semanas. Es una de las mejores. Para hacer mi nota, además de volver a ver la película, me basé en algunos libros (Francisco González Crussí, Sobre la naturaleza de las cosas eróticas, Verdehalago, Puebla 1999:59-65. Javier Herrera, Luis Buñuel en su archivo. De Los olvidados a Viridiana, FCE, México, 2015. Carlos Barbachano, Buñuel. Salvat. Barcelona. 1986). Recibí varios comentarios no todos halagüeños, pero sobre todo destaco una llamada de Bruno Estañol, destacado neurólogo y escritor, haciéndome notar la falta de referencia a un libro de Fernando Césarman: El ojo de Buñuel, Psicoanálisis desde una butaca. Se refirió al magnífico prólogo que la primera edición tiene de Carlos Fuentes, yo tengo una segunda edición (Miguel Ángel Porrúa. México 1998) que tiene un gran prólogo de Héctor Azar; es un punto de vista de un gran psicoanalista sobre la obra de Buñuel tratando de explicar todas las patologías, actitudes, alteraciones y circunstancias de los personajes y su entorno; puede uno no estar de acuerdo en todo, pero es un gran esfuerzo. Este libro surge de un proyecto que se habían planteado conjuntamente Césarman y Max Aub, pero Aub falleció y la obra quedó inconclusa; afortunadamente Césarman publicó su obra y después de muchos años y gracias a que Aub había dejado el material muy ordenado se publicó su parte en dos libros. Alcancé a comentar en una segunda nota del periódico (Más de Buñuel 13-VIII-2020) uno de ellos (Max Aub, Conversaciones con Buñuel, Aguilar Madrid, 1984) que es un libro extraordinariamente rescatado en el que se presentan las pláticas entre Aub y Buñuel y al final contiene unas entrevistas valiosas con allegados y cercanos al cineasta. Pero no alcancé a comentar tres libros, en estas épocas de dificultad es explicable que me llegaran tarde. Una autobiografía de Luis Buñuel que le ayudó a escribir Jean-Claude Carrière por lo que apareció inicialmente en francés (Luis Buñuel, mi último suspiro, Plaza y Janes, México, 1982), en ella alcanzamos a comprender algunos de los gestos y actitudes de sus personajes, que se refieren a su infancia y adolescencia, así como su distanciamiento con Dalí que se debió fundamentalmente a Gala. El otro libro de Aub (Max Aub, Luis Buñuel, novela, Cuadernos del vigía, Granada, 2013) es realmente una segunda versión del material, también extraordinariamente rescatada por Carmen Peire, en la que, en una versión mucho más libre por parte del escritor nos analiza el material obtenido; destaca Aub su deseo por morir en México y el no deseo de hacerlo de Buñuel, al final los dos murieron en México. También obtuve un pequeño libro, casi un opúsculo, de Octavio Paz (Octavio Paz, Luis Buñuel: el doble arco de la belleza y la rebeldía; FCE, México, 2012, con un prólogo de José de la Colina). En él se hace un relato de la presentación de Los olvidados en Cannes en 1950, con un escrito de presentación magnífico de Paz, que se tuvo que repartir mimeografiado por falta de recursos, el que se recupera en el libro; se relata cómo Paz consigue impulsar la obra de Buñuel, como agregado cultural de la Embajada, a pesar de que Jaime Torres Bodet no era fan de Buñuel, pero como era un liberal dejó hacer a los demás; la obra consiguió el premio a la mejor dirección en 1951, en esta obra hay varios textos que alaban la poesía, la belleza, la imaginación y la rebeldía de Buñuel.

Destaco aquí que la obra de Buñuel tiene muchas referencias a la salud y a la enfermedad y no solo mental en sus personajes. Menciono, como en Las Hurdes, un cortometraje sobre la miseria de una región de España, hecho en 1930 y que fue tremendamente criticado, lo mismo que Los olvidados, por describir las desventuras humanas descarnadamente. En Las Hurdes, a pesar de su brevedad, se hacen consideraciones notables al paludismo, al bocio por carencia de yodo y a la desnutrición como causa y consecuencia de la miseria. Buñuel no tenía obra propia hasta que en 1947 y 1949 recibió una oportunidad en el cine comercial en México con Gran Casino y El gran Calavera y en 1950 filmó Los olvidados y de ahí para adelante hasta el final.

Sobre el Autor

Sin comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *