Algo más sobre la AMIM y el CMIM

Something more about AMIM and CMIM.

Med Int Méx 2023; 39 (2): 223-225. https://doi.org/10.24245/mim.v39i2.8698

Manuel Ramiro H.

Editor.

El pasado 28 de octubre la Mesa Directiva del Colegio de Medicina Interna de México encabezada por el presidente, el Dr. Rubén Antonio Gómez Mendoza, y el vicepresidente, el Dr. Juan Luis Salgado Loza, planearon una sesión extraordinaria con el fin de hacer un reconocimiento a los expresidentes de nuestra organización; desde luego, resultó una sesión rutilante, especialmente por el cariño y el respeto con que los expresidentes fuimos tratados, se nos entregó una estola para portarla en las sesiones del colegio, especialmente en el Curso Internacional y el Congreso Nacional, a algunos más se nos entregó una distinción extraordinaria; en el Congreso Nacional en Mérida, unos días después, se hizo entrega de las distinciones a algunos expresidentes que no pudieron asistir en octubre.

La ceremonia se llevó a cabo con una sobriedad extraordinaria en el recinto de la Academia Nacional de Medicina, pero habría que destacar, además, el cariño y el respeto que se respiró durante toda la reunión, fungieron como oradores la Dra. Olga Lidia Vera Lastra y el Dr. José Luis Akaki, quienes la condujeron muy acertadamente y en sus participaciones destacaron muchos de los logros que primero la AMIM y después el CMIM han tenido a lo largo de estos ya casi 50 años, se recordaron muy cariñosamente a los expresidentes que han fallecido. Sin embargo, en mi opinión quedaron pendientes de mencionar algunas grandes conquistas; no es criticable que quienes fungieron como oradores las soslayaran, puesto que ellos se fueron agregando a nuestra organización ya pasados unos años de su fundación.

Me refiero primero al haber conseguido desde el arranque que convivieran dentro de la AMIM las dos corrientes de la Medicina Interna, la que piensa que se trata de una especialidad propedéutica para el estudio de otras especialidades médicas y la que piensa en ella como una especialidad terminal dedicada a la atención de los problemas médicos prevalentes en los adultos, concepto que en los momentos en que se formó la AMIM no era muy reconocido ni aceptado. Vale la pena recordar que las dos anteriores agrupaciones de Medicina Interna, una formada a principios del siglo pasado y otra a mediados, desaparecieron arrasadas por el concepto de las subespecialidades hasta hacerlas desaparecer. En la AMIM el concepto de especialidad terminal ha permanecido y convivido con el concepto de ser solo una preparación previa al estudio de otras. Fui testigo del arranque de la AMIM y creo que esto se debió al respetuoso trabajo de gentes como Sánchez Cabrera, Tanur, Castañeda y Cruz Krohn, entre otros. Una prueba de que esto ha permanecido a lo largo del desarrollo de nuestra agrupación son los trabajos desarrollados en sus publicaciones y reuniones académicas, pero queda representado en hechos como los que sucedieron en la ceremonia a que nos referimos, estaban recibiendo el homenaje gentes como José Sifuentes y David Kersenobich, muy destacados internistas y subespecialistas y personas como Joaquín López Bárcena, Francisco Moreno y yo mismo, que hemos defendido y pregonado la utilidad y la importancia de la Medicina Interna como especialidad terminal.

En 1975 que arrancó la AMIM, la especialidad de Medicina Interna era muy poco conocida y reconocida, no solo entre la sociedad, sino en el mundo médico. Había unos cuantos servicios en algunos hospitales en varios de ellos donde se enviaba a los pacientes que no cabían en otras especialidades, o cuando éstas ya no querían tratar a los pacientes. Solo unos cuantos tenían un servicio de Medicina Interna. La labor de los internistas no era conocida y muchas veces era menospreciada en los ámbitos asistenciales y académicos; la labor de nuestra asociación, constante, sólida, formal y seria, sin duda, ha contribuido a que en estos momentos el valor, la importancia y la utilidad de la Medicina Interna sean ampliamente reconocidos. Esto puede observarse desde diferentes ángulos, uno de ellos, quizá uno de los de mayor valor, es el desarrollo asistencial, desde hace ya varios años que, prácticamente en todos los hospitales de segundo nivel de nuestro sistema exista un servicio de Medicina Interna que es el encargado del diagnóstico, tratamiento y manejo de la inmensa mayoría de los problemas médicos de los adultos. Hace unos cuantos años escribía en un artículo cómo la inmensa mayoría de los internistas egresados de los cursos de especialidad eran contratados para trabajar en servicios de Medicina Interna, todo esto sin menoscabo que existan sedes en donde se forman internistas como recurso previo a la formación para otras especialidades. Ahora, durante la reestructuración que el gobierno federal está haciendo de los servicios asistenciales (que no sabemos cuándo se hará o si se hará), una de las especialidades más demandadas es la de internista, a tal grado que han “importado” internistas de otros países. En la medicina privada y en los hospitales privados los internistas han tenido también una gran oportunidad de desarrollo; su capacidad, su maleabilidad y su eficiencia han sido comprendidas tanto por las compañías de seguros como por las mismas organizaciones hospitalarias.

El Consejo Mexicano de Medicina Interna, con su solidez, su seriedad para certificar los conocimientos de los internistas y con ello garantizar a la sociedad que los que la atienden estén sólidamente capacitados, ha sido, desde luego, un factor para que lo que comentamos antes se haya ido desarrollando con éxito. El consejo nace de la AMIM, ya durante el primer año se iniciaron las labores para que la Medicina Interna contara con un organismo certificador de las capacidades de sus miembros, creo que fue un acierto que el Dr. Juan Cruz Krohn fuera el primer presidente, rápidamente se dedicó, con un gran equipo, a organizar primero quiénes serían certificados inicialmente y luego a organizar el examen, lo que hizo muy acertadamente; en 1977 se hizo el primer examen de certificación, que tuvo gran poder de convocatoria, prácticamente todos los que trabajábamos para entonces como internistas lo presentamos y de ahí ha seguido siendo una organización de referencia, en el examen más reciente se presentaron más de 500 sustentantes. El consejo se organiza desde la AMIM y una vez creado crece como organización independiente.

Estoy seguro que no todo lo que he mencionado está originado en el trabajo primero surgido desde la AMIM y después desde CMIM, pero que su trabajo serio, solidario, gremial, contribuyó a ello, estoy seguro.

De ninguna manera intento corregir la plana a mis amigos Olga Lidia Vera Lastra y José Luis Akaki, sino que intento agregar unos aspectos que conozco por haber participado como fundador y miembro de las primeras mesas directivas.

Correspondencia

Manuel Ramiro H

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Este artículo debe citarse como: Ramiro HM. Algo más sobre la AMIM y el CMIM. Med Int Méx 2023; 39 (2): 223-225.

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