La Medicina Interna en la nueva era tecnológica y el COVID-19
Internal Medicine in the new technological era and COVID-19.
Med Int Méx. 2021; 37 (1): 1-3. https://doi.org/10.24245/mim.v37i1.5178
Nikos Christo Secchi-Nicolás
Presidente del Colegio de Medicina Interna de México.
Los textos sobre Medicina y sobre cómo curar enfermedades son tan antiguos como la humanidad y su interés por mantener la salud. En Egipto, los papiros de Ramesseum (año 1900 aC) ya describían recetas y fórmulas médicas y el papiro Hearst, del año 1550 aC, ya establecía tres grados de pronóstico, similares a los de la Medicina moderna: favorable, dudoso y desfavorable. Así que no pensemos que hemos inventado nada nuevo. Mucho antes de que en la Edad Media aparecieron las primeras escuelas de Medicina, tanto cristianas como árabes y, por tanto, los primeros “profesionales” de la Medicina con estudios universitarios, los especialistas en salud necesitaban estar al tanto de las novedades y avances que se producían en su campo científico. El interés de los profesionales médicos por compartir conocimiento con sus colegas data de tiempos inmemoriales y, sin duda, la invención de la imprenta en el siglo XV no vino más que a facilitar esa difusión de la ciencia: ya no era necesario esperar a que un copista reprodujera un manuscrito para poder colocar el libro en la biblioteca y utilizarlo como obra de consulta. La práctica de la medicina en la actualidad se enfrenta a desafíos sin precedentes en casi todas las culturas y sociedades. Estos desafíos se centran en las crecientes disparidades existentes entre las necesidades legítimas de los pacientes, los recursos disponibles para satisfacer dichas necesidades, la creciente dependencia de las fuerzas del mercado para transformar los sistemas sanitarios y la tentación de los médicos de abandonar su compromiso de velar por el bienestar de los pacientes. Con vistas a mantener la fidelidad del contrato de la medicina con la sociedad en estos tiempos difíciles, creemos que el cuerpo médico debe reafirmar su acatamiento activo de los principios de la profesión, en los que no solo se engloba el compromiso personal de velar por el bienestar de los pacientes, sino también los esfuerzos colectivos por mejorar los sistemas de asistencia sanitaria en pro del bienestar de toda la sociedad. La medicina interna es la especialidad médica que se dedica a la atención integral del adulto enfermo. Básicamente su labor es hospitalaria y su trabajo se extiende a la práctica de todas las áreas clínicas de un centro. De esta forma se atiende a un gran número de pacientes de elevada complejidad y también se hacen actividades asistenciales muy diversas que incrementan el valor de la atención de otros equipos intra y extrahospitalarios. En los próximos años los servicios de medicina interna asumirán una mayor carga de trabajo en todos los ámbitos de su actividad asistencial. Se centrará fundamentalmente en las áreas de diagnóstico-tratamiento y manejo de los pacientes más complejos. Y no será exclusivamente en las áreas tradicionales sino también en todos los ámbitos intra y extrahospitalarios. El incremento paralelo de la actividad asistencial y de su complejidad clínica es un reto enorme. Enfrentarlo obliga a los internistas a disponer de los conocimientos y habilidades para la atención integral del paciente, disponer de una estructura de atención adecuada y observar exigentes niveles de calidad. La práctica de la medicina en la actualidad está definitivamente unida a la revolución digital que han supuesto internet y las nuevas técnicas de información y comunicación. La relación médico-paciente se ha transformado en una relación triádica, en la que el ordenador tiene un papel cada vez más presente. Como profesionales de la salud, debemos ser capaces de hacer frente al reto que supone esta transformación, en beneficio propio y del paciente. La evolución de las técnicas de información y comunicación es imparable y siguen produciéndose constantes innovaciones. El uso cada vez mayor de los llamados teléfonos inteligentes o smartphones ha hecho eclosionar en muy poco tiempo un gran número de aplicaciones para móviles (las llamadas Apps) en el campo de la salud. Según diversas encuestas, 30 a 70% de los médicos están utilizando teléfonos inteligentes y aplicaciones en su trabajo diario. También las tabletas (tablets) del tipo Ipad son cada vez más utilizadas, sobre todo en hospitales. Las técnicas de información y comunicación tienden a mejorar la seguridad del paciente, pero paradójicamente también suponen riesgos. En la próxima década asistiremos a un crecimiento de la información en salud mayor que en toda la historia, lo que obligará a profundizar en las medidas que disminuyan los posibles riesgos, como la adopción de estándares comunes, el desarrollo de mejores y más amigables sistemas de información y un mayor adiestramiento de los usuarios de las nuevas técnicas de información y comunicación. Mientras tanto, como profesionales no debemos olvidar que la esencia de la práctica clínica sigue siendo la interrelación entre médico y paciente. La era de internet nos puede permitir, como hemos visto, seguir profundizando en esta relación, para lograr el objetivo de una medicina cada vez más personalizada.
El COVID-19 fue la enfermedad más importante en el inicio de 2020, por ello, cada sector especializado en la salud debe atender el problema. La Medicina Interna tiene un papel importante en la atención hospitalaria. Tanto la gran presión asistencial que esta pandemia ha supuesto para los hospitales como la heterogénea forma de manifestación de la enfermedad han puesto en evidencia el papel fundamental de la especialidad para el sistema sanitario nacional y han situado a la Medicina Interna como la primera línea en la lucha contra esta pandemia. Esta situación no es nueva para la Medicina Interna porque por su visión integral y sólida formación de sus especialistas le han permitido adaptarse y dar respuesta a los diferentes desafíos y crisis que se han sucedido en los últimos años. En este sentido, cabe recordar el papel de la Medicina Interna para afrontar en su momento la epidemia del SIDA, una de las grandes pandemias del siglo XX que producía la muerte de 80% de los afectados antes de que dispusiéramos de tratamientos efectivos, pero que se calcula que afecta actualmente a cerca de 40 millones de personas en todo el mundo. Sin embargo, hay que reconocer que mientras que en la epidemia de la infección por el VIH estuvimos solos, en la crisis de SARS-CoV-2 no lo hemos estado, destaca el papel de los médicos de atención primaria, urgencias, neumología, cuidados intensivos, entre otros, amén del papel fundamental de la enfermería y otros estamentos sanitarios. Dentro de este nivel de atención, al tener un paciente que cumpla con la definición operacional de un caso sospechoso, su atención integral, entre ello el tratamiento, debe proporcionarse en hospitales designados que cuenten con medidas de aislamiento y protección efectivas, donde pueda limitarse al máximo el riesgo de contagio.
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