Penis captivus ¿realidad o mito?
Penis captivus: reality or myth?
Med Int Méx. 2021; 37 (5): 837-841. https://doi.org/10.24245/mim.v37i5.4260
Guillermo Murillo-Godínez
Medicina Interna, Querétaro, Qro., México.
As Britons never shall be slaves, so the penis never shall be captured AC Jacobsen, 1945 (citado en Nation EF, 1973)
INTRODUCCIÓN
El fenómeno del pene cautivo (lat. penisa captivus) es: la imposibilidad de retirar el pene de la vagina después del coitob; es un fenómeno de existencia discutida, y en sus narraciones ocurren ocho elementos comunes, que aumentan el interés, sobre todo, por parte del público profano: deseo sexual excesivo, lugares prohibidos para la cita, miedo al descubrimiento, espasmo doloroso, cri de coeur (grito de desesperación), intervención correctiva, interés voyerista de los espectadores, y posible suicidio o castigo (Hyacinth MS, 2012). La bibliografía médica original, particularmente en español, es nula al respecto, aunque debería no serlo, pues, uno de sus descriptores, aunque en broma, fue William Osler (1849-1919), el famoso médico canadiense.
SINÓNIMOS POPULARES
Existen varios sinónimos médicos y populares, tales como: Hombre lapac, abotonamiento humanod, enclavamiento genital (Oliven JF, 1974), y cohesion in coitu; las expresiones: vaginismo, bloqueo vaginal y vagina dentada se usan, a veces, indistintamente, pero no son sinónimos (Hyacinth MS, 2012).
FISIOPATOLOGÍA
El fenómeno sería desencadenado por la combinación de: incremento progresivo de la ingurgitación peneana intravaginal, contracciones fisiológicas vaginales durante el orgasmo, espasmo de la musculatura que implica el elevador del ano, el bulboesponjoso y el bulbocavernoso de la mujer (compresores o constrictores de la vagina), superficial y profundo del periné, y pubococcígeo, espasmo desencadenado por el temor al descubrimiento durante una relación ilícitae (Hühner M, 1917).
CASOS REPORTADOS, TERAPÉUTICAS Y DESENLACES
Entre los casos legendarios y reales (raros), su tratamiento, y su resolución, están:
Homero, en la Odisea (Penguin Books, 1981:130), menciona cómo Hefesto (Vulcano) logró que ocurriera el caso entre Ares (Marte) y Afrodita (Venus), ante la “risa incontrolable” de los dioses; el fenómeno fue provocado por Hefesto, por el rechazo que había sufrido de Afrodita, debido a la cojera de aquél; la pareja es liberada solo cuando Poseidón (Neptuno) acepta pagar una multa, con la anuencia de Zeus (Júpiter) (Boeckelman WA, 1979; Hyacinth MS, 2012).
En 1372, Geoffery IV de la Tour-Landry (1330-c.1402), en su obra Livre pour l’enseignement de ses filles (también llamado el Libro del caballero en la torre), relató cómo un hombre llamado Pers Lenard “tuvo relaciones carnales con una mujer” encima del altar de una iglesia, por lo que Dios “los ató firmemente a los dos esa noche”. Al día siguiente todo el condado vio a la pareja todavía entrelazada “firmemente como un perro y una perra”; tras la pronunciación de oraciones y uso de agua bendita, el largo coito de la pareja llegó a su final, aunque, se vieron obligados a regresar a la iglesia durante tres domingos, desnudos, y flagelarse públicamente (Kremer W, 2014).
El francés medieval Manuel des Pechiez, en su libro titulado: El libro de los pecados, refiere el caso sucedido entre un hombre de nombre Richard y su esposa (Hyacinth MS, 2012).
En el siglo XVII, Diemerbroek, un anatomista, refirió un caso (citado por Rolleston, 1991, este autor también refiere que Borel refirió otro caso y también cita los casos sucedidos cerca de la iglesia de San Clitaucus, y el resuelto por la intercesión de San Guignerus).
El fenómeno fue descrito también por Martin Schuring (1656-1733), en 1729 (Ricci JV, 1945).
FW Scanzoni, en 1870, trató un casof.
Hildebrandt, en 1872, reportó haber visto otros tres casosg (Taylor FK, 1979).
La descripción del pene cautivo más famosa, aunque ficticia (Roberts R, 1979), fue hecha por el alter ego de W Osler, Egerton Yorrick Davis, en 1884, en una carta dirigida a Theophilus Parvin, y publicada con el título de: Vaginismo (Davis EY, 1884), la cual ha sido calificada como un “engaño eminentemente exitoso” (Golden RL, 2009), hecho por el “travieso” autorh (Altaffer LF, 1983).
E Heinrich Kisch, en 1910, cita que Fritsch informó haber atendido un caso en el que tuvo que administrar cloroformo a la mujer (Kisch EH, 1910).
Iwan Bloch, en su libro The sexual life of our time in its relations to modern civilization, editado en 1912 (Bloch I, 1912), relató otro caso de penis captivus que le ocurrió a un trabajador del muelle, en Bremen, Alemania (en 1908); la pareja tuvo que ser llevada a un hospital donde se le administró cloroformo a la mujer para separarlos.
Hubo un evento en Varsovia, en 1923, que terminó con un doble suicidio con arma de fuego de la pareja involucrada, después de que la prensa sensacionalista publicó la historia; en esa ocasión, el penis captivus afligió a dos amantes sosteniendo relaciones en un jardín después de que había cerrado, y la pareja solo pudo separarse después de que la mujer fuera anestesiada (Taylor FK, 1979).
Otro caso se reportó en la Costa de Oro, en 1941, en una publicación llamada Ashanti Pioneer (Mills W, 1979).
En 1947, hubo un caso en el Hospital Real del Condado de la Isla de Wight (Musgrave B, 1980i).
En sus memorias tituladas An impossible woman (1975), la amiga de Graham Greene, Dottoressa Elisabeth Moor, cuenta haber sido testigo de otro caso ocurrido en el Hotel Eden-Paradiso, en Anacapri, Italia.
Benjamín Beit-Hallahmi refiere otros dos casos (Beit-Hallahmi, 1985).
Pierrick Hordé refiere el caso ocurrido entre el francés Jean-Marc, recluta en Alemania, y su pareja Sylvie (Hordé P, 2000)
En 2008 se refiere un caso probable sucedido en Jamaica (The Jamaica Star, 2008).
En 2009 sucedió el caso entre Salvatore Mazzi, de 37 años, y Angelina Marcelo, de 26, en Bérgamo, Italia (Hyacinth MS, 2012).
Se han descrito otros eventos: en Kenia (en 2012, en el que el amante tuvo que reembolsarle al marido $230 USD, y un pastor orar por ellos, y en el mismo país, en la ciudad de Kisii, en noviembre de 2016), en Malawi, en Malasia (en 2001) (Colin C, 2001), y en Zimbabue (en 2013, entre una mujer de 38 años y un hombre de 44 años –el esposo trabajaba en Sudáfrica–, en donde ella demandó a su novio por embrujarla con un ritual llamado runyoka, con el fin, según ella, de manipular a voluntad sus genitales, mientras que el esposo pidió una indemnización con un rebaño de cinco vacas) (Hyacinth MS, 2012; Kremer W, 2014).
EPÍLOGO
Los relatos han oscilado entre considerar el fenómeno del pene cautivo una realidad quizá raraj, o como una leyenda urbana; se ha dicho que es un mito (Dengrove E, 1965) proveniente de la observación humana del comportamiento de los animalesk, atribuyéndose la misma posibilidad, factible solo desde el punto de vista teórico (McCary JL, 1983). La condición en sí no representa un problema de importancia patológica orgánica, pero para la pareja afectada puede ser angustiante y tener secuelas psicológicas y sociales.
En el cine, el fenómeno del pene cautivo ha estado presente en varias películas: Sweet Movie (1974), Car Trouble (1986), Urban Legend (1998) y La Tribu (2018), y en la literatura, en la novela de Jerzy Kosinki, El pájaro pintado (Grove Press, New York, 1965) . A pesar de la escasez de reportes médicos, en otros medios, abunda el material disponible, por ejemplo, en YouTube®, basta escribir el término para que en segundos se muestren multitud de videos alusivos (https://www.youtube.com/results?search_query=penis+captivus).
BIBLIOGRAFÍA
1. Altaffer LF 3rd. Penis captivus and the mischievous Sir William Osler. South Med J 1983; 76 (5): 637-641. doi: 10.1097/00007611-198305000-00026.
2. Beit-Hallahmi B. Dangers of the vagina. Br J Med Psychol 1985; 58 (4): 351-356. doi: 10.1111/j.2044-8341.1985.tb02652.x.
3. Bloch I. The sexual life of our time in its relations to modern civilization. Allied Book Co., New York, 1912: 433 (Cf. Bloch I, Paul E., The sexual…, Rebman Co., London, 1908: 28).
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5. Colin, C Let’s stay together! A panicky couple gets stuck during sex and is rushed to the hospital for disengagement. 2001 may. 22 (citado por Hyacinth MS, 2012).
6. Davis EY. Vaginismus. Med News (Philadelphia) 1884; 45: 673.
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9. Hordé, P. Histoires extraordinaires de la médecine. Le Livre de Poche, «J’ai lu», Paris, 2000.
10. Hühner M. Vaginismus. En: A practical treatise on disorders of the sexual function in the male and female. FA Davis Co., Philadelphia, 1917: 183-184.
11. Hyacinth MS. “And thei might never parte”: Penis captivus from antiquity to modern times. New Voices Psychol 2012; 8 (2): 39-52. https://hdl.handle.net/10520/EJC137264
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19. Oliven JF. Clinical Sexuality. A Manual for the Physician and the Professions. Philadelphia: Lippincott, 1974: 240.
20. Orlandini A, Orlandini CA. Diccionario del sexo, el erotismo y el amor. Buenos Aires: Valletta Ediciones, 2012: 417 (ítem: pene cautivo).
21. Ricci JV. One hundred years of Gynaecology 1800-1900. Philadelphia: The Blakiston Co., 1945: 552.
22. Roberts R. Penis captivus. BMJ 1979; 2 (6204): 1591. https://doi.org/10.1136/bmj.2.6204.1591-c.
23. Rolleston JD. Penis captivus: A historical note, en: Salisbury JE (ed.). Sex in the middle ages: A book of essays. New York: Garland Publishing Inc.,1991: 235.
24. Taylor FK. Penis captivus–did it occur? BMJ 1979; 2 (6196): 977-978. doi: 10.1136/bmj.2.6196.977.
25. The Jamaica Star Online 2008 may. 5 (Couple stuck during sex?) (http://old.jamaica-star.com/thestar/20080505/news/news1.html) (consultado el 10-05-2020).
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a Pene = lat. penis = cola.
b Navarro-Beltrán E (Coord.). Diccionario terminológico de ciencias médicas. Masson, Barcelona, 1992:944 (ítem: pene-cautivo).
c Por, lapa = molusco gasterópodo…que vive asido fuertemente a las rocas de las costas (DRAE).
d También se han reportado dos casos entre homosexuales, en coito anal, sucedidos en Tandil y en Necochea, en 1973 (De Tandil a Necochea y la desgracia de quedarse abotonado. El diario de Tandil 2013 jul. 7 (https://eldiariodetandil.com/2013/07/07/de-tandil-a-necochea-y-la-desgracia-de-quedarse-abotonado/) (consultado el 05-05-2020).
e Cf. Stoeckel W, Reifferscheid K. Lehrbuch der Gynäkologie, S Hirzel, Leipzig 1933 (citado en Taylor FK, 1979).
f Beiträge zur Geburtskunde und Gynäkologie 1870; 7: 109.
g Ueber krampf des levator ani beim coitus. Archiv fur Gynakologie 1872; 3: 221.
h Se ha especulado que el motivo de la carta (ver Apéndice) fue jugarle una broma al editor de la revista, pues W Osler lo consideraba pedante y estaba molesto por un editorial de éste titulado: Una forma poco común de vaginismo (Nation EF, 1973).
i Caso también corroborado por SW Wolfe.
j Alrededor de una veintena; existen otras dos publicaciones: Kvis D. Penis captivus. Cesk Gynekol 1971; 36 (5): 266-268 y Bondurant SW, Cappannari SC. Penis Captivus: Fact or Fancy? Med Aspects Hum Sex 1971: 224-233; el tema no es tratado en los textos clásicos de Urología, como: Campbell-Walsh (2016), Smith-Tanagho (2013); ni en los de Urgencias, como: Tintinalli (2012), Jiménez (2010), Moya (2011); ni en los de Ginecología, como: Williams (2012), Berek-Novak (2012).
k Entre los perros, ciertas características anatómicas lo hacen posible (Katchadourian HA, 1979).
Apéndice. Carta de W Osler a Theophilus Parvin (04-12-1884) (Nation EF, 1973, Cf. Hühner M, 1917; Hyacinth MS, 2012; Kisch EH, 1910; Orlandini A, 2012)
Dear Sir:
The reading of an admirably written and instructive editorial in the Philadelphia Medical News of 24th November, on forms of vaginismus, has reminded me of a case which bears out, in an extraordinary way, the statements therein contained.
When in practice at Pentonville, England, I was sent for, about 11 P.M., by a gentleman whom, on my arriving at his home, I found in a state of great perturbation, and the story he told me was briefly as follows:
At bedtime, when going to the back kitchen to see if the house was shut up, a noise in the coachman’s room attracted his attention, and, going in, he discovered to his horror that the man was in bed with one of the maids. She screamed, he struggled, and they rolled out of bed together and made frantic efforts to get apart, but without success. He was a big, burly man, over six feet, and she a small woman, weighing not more than ninety pounds. She was moaning and screaming, and seemed in great agony, so that after several fruitless attempts to get them apart, he sent for me. When I arrived, I found the man standing up and supporting the woman in his arms, and it was quite evident that his penis was tightly locked in her vagina, and any attempt to dislodge it was accompanied by much pain on the part of both. It was, indeed, a case “De cohesione in coitu.” I applied water, and then ice, but ineffectually, and at last sent for chloroform, a few whiffs of which sent the woman to sleep, relaxed the spasm, and released the captive penis, which was swollen, livid, and in a state of semi-erection, which did not go down for several hours, and for days the organ was extremely sore. The woman recovered rapidly and seemed none the worse.
I am sorry that I did not examine whether the sphincter ani was contracted, but I did not think of it. In this case there must have been also spasm of the muscle at the orifice, as well as higher up, for the penis seemed nipped low down, and this contraction, I think, kept the blood retained and the organ erect. As an instance of Jago’s “beast with two backs”, the picture was perfect. I have often wondered how it was, considering with what agility the man can, under certain circumstances, jump up, that Phineas, the son of Eleazer, was able to thrust his javelin through the man and the Midianitish woman (vide Exodus); but the occurrence of such cases as the above may offer a possible explanation.
Yours truly
Egerton Y Davis
Ex. US Army
Caughnawauga, Quebec,
4th December, 1884.
Recibido: 10 de mayo 2020
Aceptado: 31 de agosto 2020
Este artículo debe citarse como: Murillo-Godínez G. Penis captivus ¿realidad o mito? Med Int Méx. 2021; 37 (5): 837-841.
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