Héctor Aguirre Gas
Med Int Méx. 2021; 37 (6): 1122. https://doi.org/10.24245/mim.v37i6.7010
Alberto Lifshitz
Medicina interna.
Héctor Gerardo Aguirre Gas nació en el seno de una comunidad francesa inmigrante en San Rafael, Veracruz. Fue pionero de la Medicina Interna en una época en que esta especialidad apenas se reconocía en México y formó parte de las primeras generaciones de esta área en lo que se llamó el Hospital General del Centro Médico Nacional, que después se transformó en Hospital de Especialidades del Centro Médico Siglo XXI. Desde esa época mostró cualidades de líder y una capacidad gerencial notable, de modo que pronto el propio Instituto Mexicano del Seguro Social sacó provecho de estos talentos y lo utilizó en distintas labores directivas, entre ellas la de convertirse en Director del Hospital en que se formó y en Coordinador de los Hospitales de Especialidades. Durante esta experiencia, complementada con educación formal en el área, se convirtió en un experto en calidad de la atención médica, también en una época en que el tema no era tan conocido como ahora. Incluso escribió un texto que alcanzó varias ediciones y se convirtió en referente hasta la fecha. Sus reflexiones alcanzaron también temas de bioética y seguridad de paciente, y cuando se jubiló del IMSS fue aprovechado por la Secretaría de Salud y los servicios médicos de PEMEX en los que también dejó un legado. Participó activamente en el desarrollo de la Medicina interna como especialidad en México.
Pero más que sus logros académicos, administrativos y gerenciales, hay que destacar sus innegables cualidades humanas. A él no le molestaba que le solicitaran favores o ayuda en los distintos puestos que ocupó; por el contrario, le gustaba mucho ayudar. Ocupar posiciones directivas sin generar anticuerpos, por el contrario, cultivando amistades y obteniendo lo mejor de sus subordinados no cualquiera lo logra, y Aguirre Gas era un artista en esto. Tuvo varias aportaciones más en textos y artículos publicados, querido por sus pacientes, padre y esposo ejemplar, maestro de generaciones, ejemplo y modelo. Deja, sin duda, una huella imborrable. Entre otras distinciones, acababa de recibir la condecoración Eduardo Liceaga del Gobierno de la República a través del Consejo de Salubridad General. Puedo afirmar que todos los que lo conocieron lo catalogaron como un gran ser humano, un estupendo jefe y un extraordinario amigo. Lo vamos a extrañar.
Este artículo debe citarse como: Lif-shitz A. Héctor Aguirre Gas. Med Int Méx. 2021; 37 (6): 1122.
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